Con el sentido del gusto sabemos que podemos reconocer los sabores. Desde bien pequeños vamos desarrollando este sentido y nos vamos familiarizando con todos los sabores de manera que, cuando somos mayores, es más fácil que comamos de todo.
Nuestros/as niños/as tienen movilidad reducida. Las personas de su
entorno (familia, amigos…) pueden facilitar el desarrollo del gusto con el día a día o mediante
juegos: reconocer el sabor de la naranja, el chocolate, las galletas, refrescos
con los ojos cerrados, por ejemplo.
Sin embargo, hay que destacar a quellos que no comen como lo hacemos todos. El
alimento les llega a través de una sonda y, por tanto, nunca han provado ningún
alimento por la boca; su sentido del gusto está poco desarrollado y necesitan
que nosotros les abramos un mundo desconocido para ellos/as.
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