domingo, 14 de abril de 2013





                                                  


Sobre el sentido del olfato podríamos pensar que no es muy importante pero, en realidad, es uno de los sentidos más fuertes que tenemos al nacer. Desde los primeros momentos de vida, el bebé ya reconoce a su madre por su olor; el olor del padre, el olor que impregna todos los objetos (sonajeros,mantitas...) y la casa misma hace que el niño/a se sienta seguro. Sabemos que, al principio, el sentido de la vista no está muy desarrollado y tampoco el movimiento así que, básicamente, el olfato y el oído son los sentidos que les ponen en contacto con el mundo que les rodea.
 
Estamos hablando de bebés sin problemas pero, evidentemente, se aplica igualmente a nuestros niños cuyas habilidades motoras cohartan el resto de los sentidos. Para ellos/as el oído y el olfato son la puerta de acceso al mundo que les rodea. Nosotros, todos, debemos aprender a comprender su manera de relacionarse con el mundo y ayudarles.
 
Masajes con aceites perfumados, botellitas con esencias de naranja, limón, menta, colonia, canela, ajo... todo lo que se nos ocurra para que conozcan el mundo.


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